Nuestra Historia
Algunos historiadores remontan el origen del sistema
interamericano al Congreso de Panamá convocado por Simón Bolívar en
1826. Sin embargo, recién en 1889 los Estados americanos decidieron
reunirse de manera periódica y comenzar a forjar un sistema común de
normas e instituciones. Entretanto, se celebraron conferencias y
reuniones que intentaron dar origen al sistema, pero fue una invitación
del gobierno de Estados Unidos la que desencadenó el proceso que ha
continuado ininterrumpidamente hasta hoy día. La Primera Conferencia
Internacional Americana tuvo lugar en Washington, D.C., del 2 de octubre
de 1889 al 19 de abril de 1890, “con el objeto de discutir y recomendar
a los respectivos Gobiernos la adopción de un plan de arbitraje para el
arreglo de los desacuerdos y cuestiones que puedan en lo futuro
suscitarse entre ellos; de tratar de asuntos relacionados con el
incremento del tráfico comercial y de los medios de comunicación directa
entre dichos países; de fomentar aquellas relaciones comerciales
recíprocas que sean provechosas para todos y asegurar mercados más
amplios para los productos de cada uno de los referidos países”.
Dieciocho Estados americanos participaron de esta
Conferencia, en la que se acordó establecer una Unión Internacional de
Repúblicas Americanas, con sede en Washington, D.C., “por medio de la
cual se pueda obtener la pronta y exacta publicación, a costa y en
provecho común, de datos comerciales importantes”. Posteriormente, la
Unión Internacional de Repúblicas Americanas se transformaría en la
“Unión Panamericana” y, por último, cuando se ampliaron sus funciones,
en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Respecto de los temas legales, la Conferencia recomendó adoptar
disposiciones para regular la extradición, declaró que la conquista no
crea derechos y formuló lineamientos para la elaboración de un Tratado
de Arbitraje como medio de resolver controversias entre las naciones
americanas evitando la guerra. Esta conferencia también sentó las bases
de lo que luego sería el sistema interamericano: inquietudes comerciales
tendientes a lograr una mayor integración, inquietudes jurídicas por el
fortalecimiento de los lazos entre el Estado y el sector privado en un
entorno pacífico de cooperación y seguridad regional, y el
establecimiento de instituciones especializadas en diferentes esferas.
Las Conferencias Internacionales Americanas se reunieron a
intervalos variados hasta que, en 1970, fueron reemplazadas por los
períodos de sesiones de la Asamblea General de la OEA, luego de que
entrara en vigencia el Protocolo de Reformas a la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, adoptado en Buenos Aires. Además
de las Conferencias, también se celebraron reuniones de ministros de
relaciones exteriores y otras reuniones especializadas, como la
Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz y la
Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la
Seguridad del Continente. La primera, realizada en México en 1945, tuvo
por objeto debatir actividades conjuntas a ser emprendidas por los
Estados americanos en concordancia con las Naciones Unidas, que en ese
entonces estaba en proceso de formación. Por su parte, la Conferencia
Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad del
Continente, reunida en Río de Janeiro, Brasil, en 1947, luego de la
Segunda Guerra Mundial y cuando comenzaba a gestarse la Guerra Fría,
adoptó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, con el fin de
asegurar la legítima defensa colectiva ante un eventual ataque de una
potencia de otra región y decidir acciones conjuntas en caso de un
conflicto entre dos Estados partes del Tratado.
Durante este período se adoptaron numerosos acuerdos que
establecieron los principios básicos de lo que posteriormente sería la
Organización de los Estados Americanos. Por ejemplo, en 1923, la Quinta
Conferencia Internacional Americana (Santiago, Chile) adoptó el Tratado
para Evitar o Prevenir Conflictos entre los Estados Americanos (Tratado
de Gondra), y en 1933, la Séptima Conferencia Internacional Americana
(Montevideo, Uruguay) aprobó la Convención sobre los Derechos y Deberes
de los Estados, en la cual se reafirma el principio de que “los Estados
son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales derechos y tienen igual
capacidad para ejercitarlos”, se reitera el principio de que ningún
Estado tiene derecho de intervenir (prohibición de intervención) en los
asuntos internos o externos de otro, y se subraya la obligación de todos
los Estados de resolver
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